AVISO: Están renovados hasta el capítulo 9. El resto de capítulos están como antes. Iré avisando según renueve más capítulos.

sábado, 30 de julio de 2011

16-[Parte 2]

  Nota de la autora ~> ¡Hola lectores/as! Tengo una mala noticia. Me voy de campamento del día 2 al 13 de agosto y no podré publicar nuevos capítulos. ¡Pero os prometo que el día 14 tendréis el cap 17! ¡Preparaos para conocer nuevos personajes! Sobre todo cierta chica nueva...hmm...Os dejo con la continuación del cap 16.
¡Disfrutad!




Colina abajo la chica hacía esfuerzos por no darse cuenta de la velocidad a la que bajaban y lo enorme que era el coloso. Apretó con los dedos sus vestimentas para no caerse y con la otra mano le clavó la flecha en la espalda con todas sus fuerzas. Al principio se resistía a llegar hasta los tejidos, pero finalmente el veneno le llegó a la sangre. Scarlett sonrió eufórica al notarlo. Sin embargo, al gigante no le hizo ninguna gracia, porque comenzó a retorcerse mientras corría como un descosido cuesta abajo y ella tuvo que agarrarse con más fuerza para no caer. Por suerte el veneno hizo efecto, ya que se tranquilizó repentinamente, tambaleándose y dando tumbos tal cual un borracho. Había llegado a la llanura donde estaba situado el pueblo; ahora al menos ya no corrían montaña para abajo. Mas cuando el coloso cayó con la rapidez de la gravedad hacia el suelo, con ella colgando, cambió de opinión. ¡Iba a aplastarla! Vio a Kira bajando a toda prisa y a Julian convertido de nuevo en halcón para ayudarla. Había logrado superar su miedo por unos instantes y escalar la montaña, no podía dejarse vencer ahora. Antes fue un poco brusca con Kira, ¡pero tenía que desmotrárselo! ¡tenía que demostrar que podía cuidarse sola! A los dos, a ella misma, a Chelsea...su adiestradora se había convertido en alguien muy importante, alguien que debía estar orgullosa de ella. De alguna forma, Scarlett la veía como una hermana mayor, seria y fuerte, siempre dispuesta a echarle una mano, aunque ella misma la hubiera tirado. Recordó sus lecciones, cuando le vendaba los ojos. Los cerró y siguió recordando.
Ligera como una pluma”
Sintiéndose liviana bajó hasta la cintura del ente, deslizándose por la tela.
Te mueves, pero nunca te rompes, como un junco”
A pesar del continuo vaivén, consiguió sacar un puñal de su cinturón y cortar un trozo de las prendas que lo cubrían, creando una cuerda que llegaba hasta el suelo.
Saltas y caes con equilibrio, como un gato”
Justo antes de que se estampara con una sonora caída contra el suelo, Scarlett se escurrió por la tela con destreza hasta estar suspendida a menos altura del suelo. Saltó lo más lejos que pudo, salvándose del gran golpe. Rodó por la tierra y perdió velocidad. Miró hacia los lados con precaución. Delante de ella estaban Julian y Kira, este último con la boca abierta. El Elementar se la cerró de golpe, con una sonrisilla.

- Te entrarán moscas, híbrido.

- Mientras no entres tú estoy a salvo de la contaminación.

Scarlett se levantó sacudiéndose el polvo de la ropa negra, el equipo de los Guardianes que le habían entregado para su primera misión y que la había salvado de unos buenos golpes.
Les sonrió orgullosa a ambos.

- ¿Qué tal lo he hecho?

- Has tardado mucho, te falta práctica. No tendrías que haberte subido a él, eso demuestra algo de insensatez. - replicó Julian. - Al menos sigues viva, yo ya empezaba a dudar que lo consiguieras.

Su sonrisa se borró tan rápido como había salido. Kira la miró levantando una ceja, esperando que replicara y se llevó otra sorpresa.

- La próxima vez lo haré mejor. - contestó, marchándose en busca de los caballos.

Kira fue tras ella, asegurándose de darle un codazo a Julian cuando pasó a su lado.

- Por gente como tú quiere hacerlo todo sola.- le dijo simplemente.


                                                                ***


En la cocina de la Casa Gris Ren estaba recogiendo la mesa después de la comida. Ignoraba a María que la perseguía como un pollito a su madre y le imploraba qué hiciera otra tarta de fresas. Sentado en la mesa Mark las observaba a ambas con un infinito cariño en los ojos, que cambió por una expresión irritada al volver a escuchar los sonidos que llegaban del piso de arriba, donde se encontraban Dáranir y Chelsea “haciendo las cuentas del mes”. Puso los ojos en blanco. Todos sabían su secreto, a excepción de su inocente prima. Se oyó un pequeño gritito, seguido de una risa y María dejó de prestar atención a Ren, para dentenerse a escuchar.

- ¡¿Esa era Chelsea?! - preguntó, abriendo mucho los ojos.

Mark, asustado, se rió con nerviosismo. A ver si esos dos bajaban el volumen, por todos los dioses...
Oh, no. Se le veía muy sorprendida, seguramente ya se habría dado cuenta de que ella y Dáranir estaban saliendo juntos y...

- ¡¿Chelsea puede reírse?! - preguntó de nuevo.

Su primo arqueó las cejas y comenzó a reírse solo, aunque después su tía le acompañó.
María se puso de morros y dejó el tema.

- En realidad, lo que más me preocupa ahora mismo es Kira.

Ren se quitó el delantal sin mirar a su sobrina y habló.

- ¿Te preocupa que pueda pasarle algo?

- No, pero...¡tiene que soportar él solito a Julian! Eso ya es demasiada tortura...-contestó, fingiendo horror ante esa situación. Miró de reojo a Mark; que la observaba serio y algo molesto.

- Rezo todas las noches para que os llevéis bien algún día.

- ¡Rezas en vano! - contestó.

- Lo sé, lo sé. Parece que le has cogido mucho cariño a ese chico. No deberías olvidar que es un ente. Híbrido, aún encima.

Esta vez fue María quien lo miró con seriedad. Mark se echó hacia atrás, ella no solía estar seria.

- Por encima de eso, es mi amigo.



                                                                ***



Larissa se desmontó cogiendo con delicadeza la mano del caballero. Lo había conocido hacía a penas dos horas y ya estaba babeando por ella. Se quitó un mechón de pelo de la cara y con un ademán seductor se lo puso detrás de la oreja. El hombre tragó saliva. Debía tener entre veintimuchos o treinta y pocos. Ojos que la miraban desbocados de arriba a abajo, desagradables, pensó ella y barba castaña oscura. 

- Recuerda tu promesa. Te llevaría a la Casa Gris y tú...-balbuceó el hombre.

- Y yo te haría ver el cielo con mis propias manos.-completó Larissa con una mirada pícara acercándose a él.

Los hombres siempre actuaban sin pensar y por impulsos.

- Quítate la armadura. - le susurró al oído mordiéndole ligeramente la oreja.

Le hizo caso al instante, justo como ella esperaba. La ninfa lo derribó tirándose encima de él en el suelo y empezó a acariciarle los brazos. El soldado se trabó al intentar decirle algo y ella le puso un dedo en los labios, al tiempo que con la otra mano bajaba por su pecho hasta su cintura, acariciándole. Cuando lo tuvo pendiente de sus ojos sin fijarse en otros detalles cogió el cuchillo que guardaba el soldado entre su ropa y sin previo aviso se lo clavó en el corazón. La sangre saltó ensuciando la piel de Larissa y esta sonrió, como una niña que acababa de hacer una travesura.
Se levantó y miró colina abajo. Una gran casa de piedras grises y negras. Había llegado hasta Scarlett.

- Te dije que verías el cielo con mis propias manos y lo cumplí. - le informó al cadáver, limpiando el cuchillo en la hierba.

Hombres. Da igual la edad o la procedencia que tengan, eran todos iguales. Les das un beso y ya piensan que les perteneces y que pueden utilizarte, sin darse cuenta de que eres tú quien los utiliza a ellos.
Bajó la colina rápida, con la esperanza de encontrar pronto a Scarlett y volver a la Tierra de una vez por todas. Sin embargo, se llevó una inesperada y desagradable sorpresa. Chocó contra la barrera pretectora.

- ¡No! Arg, malditos Guardianes y malditas barreras y maldita Scarlett por escaparse y venir hasta aquí. Bueno – pensó – en algún momento tiene que salir.

Y se sentó tras un árbol a la espera de su amiga.



                                                               ***


Cuando se iban a marchar del pueblo los habitantes de este salieron del bosque a despedirlos y agradecerles su trabajo. Al parecer estuvieron escondidos todo el tiempo, por miedo al gigante. Scarlett se sintió reconfortada por dentro al haberles ayudado y se tomó genial las alabanzas.
Partieron montados en sus caballos, hacia la Casa Gris de nuevo.

Ya había pasado el mediodía y llegado la tarde cuando llegaron al claro donde habían acampado la noche anterior. Media hora después, decidieron continuar, pero cuando la tarde estaba terminando y ya se veía el crepúsculo, Scarlett les pidió que pararan de nuevo. Julian la miró exasperado.

- ¿Ya estás cansada?

Ella frunció el ceño y acarició a Phuria.

- Sí, y no soy la única. Mira a tu caballo. Ellos también necesitan reposo y beber, puedo oír un arroyo cerca de aquí.

Los caballos relincharon como respuesta.

- Si nos quedamos debemos pasar la noche aquí y acampar, no podemos viajar en la oscuridad. - dijo Kira, mirando hacia las copas de los árboles con cierta preocupación.

Scarlett asintió de acuerdo con él y Julian se dio por vencido, poniéndose manos a la obra para preparar las tiendas. Un rato después se marchó para buscar leña.
Kira se acercó a Scarlett y le dijo que tenía que hablar con ella.

¿Ocurre algo malo? - le preguntó. - No paras de mirar a todas partes.


Él sonrió y se quitó el pelo de los ojos con un gesto de suficiencia.

Te fijas mucho en mí.

- Los tontos no pasan desapercibidos. - contestó ella, sonriendo.

- Bah, algún día admitirás que te gusto. - le dijo con total naturalidad.

Scarlett negó con la cabeza intentando no sonrojarse y casi lo consigue, pero a Kira no le pasó desapercibido ese ligero rubor en sus mejillas.

- Pelirroja, pareces muy orgullosa de haber matado a aquel gigante.-dejó caer.

La chica suspiró, sabiendo a donde quería llegar.

- Crees que me da igual porque es un ente y que no lo considero digno de mi preocupación, piensas que su vida no me importaba. Te equivocas.

El híbrido alzó ambas cejas, esta vez era él quien intentaba que no se notara su asombro al haber adivinado lo que pensaba decirle. Scarlett entrelazó sus manos, jugando con sus propios dedos, algo nerviosa.

- Yo...vi a unos niños antes de que subiéramos la montaña. Oyeron el rugido y temblaron de miedo, Kira. Estaban totalmente asustados. No acabé con el gigante solo porque era mi misión. Lo hice por todos ellos, entes y humanos, por ambos. Tú ves a los Guardianes como una especie de ley injusta, que mata a cualquiera que su rey se lo pida. - lo miró a los ojos – Mírame. ¿Soy una asesina sin piedad?

La miró. Y vio a una chica con los ojos más dulces de todos los mundos, verdes y calmados, como un campo. El tipo de chica que solo mataría por amor. Todo lo contrario a él. Sonrió algo contrariado. El tipo de chica que se asustaría al ver su verdadera forma.

- No sé que eres, pelirroja, es un misterio para mí. - contestó, levantándose y acariciándole la cabeza en un gesto cariñoso que no parecía para nada típico de él.

- ¡Kira! - le llamó ella cuando le dio la espalda.

Se giró a mirarla.

- A ti también te defenderé de los gigantes. - le dijo con una sonrisa amable.

Él le devolvió una sonrisa divertida y siguió su camino adentrándose en la oscuridad de la noche.

miércoles, 27 de julio de 2011

El último Guardián en manga Ò_Ó

Hoy os traigo algo más bien...inusual. ¿Todos sabéis qué es el manga? ¿No? Bueno, son esos dibujos japoneses que se leen de derecha a izquierda y que están en blanco y negro. ¿Ahora sí? ¡Guay! ;)
Pues el otro día encontré uno y hay unos cuantos personajes que me recordaron a la historia.
AVISO: Scarlett no se parece EN NADA, así que no os asustéis y echarle imaginación xD









































































viernes, 22 de julio de 2011

16-Es mi misión [Parte 1]

 Nota de la autora ~> A la derecha del blog una nueva encuesta "¿Cuál es tu personaje favorito?" Podéis votar varios.
¡Gracias por leerme!

Al amanecer desmontaron el campamento y continuaron su camino, aunque Kira estaba más callado de lo normal. En unas horas llegarían al pueblo debajo de las montañas del Este, así que Scarlett solo necesitaba mantener a esos dos tranquilos durante un rato. Estaba de buen humor, porque esa noche no había tenido pesadillas y Julian parecía haberse relajado. Sonrió espoleando suavemente a Phuria. De pronto, se acordó de una duda que tenía.
-Julian.-le llamó.-Dáranir dijo que íbamos a un pueblo donde los entes y los humanos se llevaban medianamente bien, pero eso es imposible. Desde la creación del Muro está prohibido que vivan juntos.
-Es complicado-suspiró él.
-¡Venga, explícamelo! Eres mi profesor por algo.-animó Scarlett impaciente.
Julian arqueó una ceja bufando.
-Está bien, está bien. Verás, en el pueblo de las montañas del Este, son algo así como...exiliados. Cuando se impuso la ley que separaba a entes de humanos, casi todos la aceptaron, menos un pequeñísimo grupo, que decidió huir. Ahora pueden convivir juntos, pero fueron expulsados de los Cuatro Reinos a las montañas bajo pena de muerte.-la miró- No creí que te fueras a dar cuenta.
-Tampoco era tan complicado.-murmuró Kira, elevando la vista al cielo.
Scarlett frenó un poco a la yegua, para trotar al lado del híbrido. La miró de reojo; parecía preocupada.
-¿Ocurre algo?-le preguntó.
-En absoluto.-respondió Kira.
Pero Scarlett no se daba por vencida tan pronto e insistió.
-¿De verdad?
-¿A qué viene tanto interés?
-No es por algo en especial.-contestó ella mirando a otro lado.
Kira soltó una carcajada y la miró de forma pícara. Scarlett sonrió; ya había vuelto a la normalidad.
Julian se giró un segundo para mirarlos y siguió su camino rosmando cosas incomprensibles.
-Venga, pelirroja. No te pongas así por cualquier tontería, si ya hemos dormido juntos...-dejó caer como quien no quiere la cosa.
Más adelante, a el Elementar del Viento se le desencajó la mandíbula cuando oyó eso.
Scarlett abrió mucho los ojos y con un rápido movimiento le puso la mano sobre los labios, apretándole con fuerza para que callara.
-Cierra la boca.-le instó avergonzada.
-bdajhvdasdss...
-¿No dirás o harás más tonterías imprudentes?
Kira le puso una cara angelical y asintió. En el mismo momento en el que la Guardiana sacó la mano, él se la volvió a coger, plantándole un suave y cordial beso, que no encajaba del todo con sus ojos divertidos.
-Lo que ordenéis, princesa.-susurró con voz calmada.
Scarlett estaba al borde de un repentino ataque de nervios, porque su corazón se le salía del pecho. Se zafó de su mano y se la puso con disimulo sobre el pecho, notando los latidos. Observó en silencio al híbrido, que parecía pasárselo en grande con su reacción.
-Vaya. Voy a vomitar arco iris.-comentó Julian de mala gana.
-Pero antes haznos un favor.-le pidió Kira, adelantándose y hablando mientras le pasaba por delante.
-A ti no te hago favores.
-Venga, porfa.
-¡¿Qué maldito favor quieres que te haga?!-escupió Julian, exasperado.
-Mira hacia delante.-siseó Kira, con voz grave por intentar aguantar la risa.
-¿Qué mire hacia...?-murmuró, hasta que le hizo caso y pudo evitar que su caballo chocara contra una cabaña.
Scarlett intentaba aguantar la risa para que Julian no se enfadara, pero Kira estaba estallando en carcajadas. La chica bajó del caballo y fue hacia el joven Elementar para distraerle.
-Parece que ya llegamos al pueblo.
Suspiró pasándose una mano por los ojos al ver que no le hacían ni el más mínimo caso. Se habían bajado de sus monturas y Julian intentaba asfixiar a Kira, pero este tenía los brazos más largos y sostenía su cabeza para que no llegara. Si pasabas por alto que no cesaban con las peleas ni un momento, la situación era algo cómica.

El pueblo estaba desierto, había casas pequeñas por todas partes, sin nadie en su interior. Tampoco por las calles. De repente se escuchó un rugido que hizo estremecer el suelo. Venía de una cueva en las montañas, visible desde abajo por lo enorme que era. Los tres miraron hacia arriba, parece ser que tocaba escalar. Sacaron el equipo de las bolsas y cuando le dio su equipo a Julian, este lo rehusó.
-No lo necesito.-dijo como única explicación.
-¿Y qué vas a hacer? ¿Volar?-le preguntó Kira irónicamente.
-Sí.
Sin decir más cerró los ojos y bajó los hombros, relajándose. Su espalda se encorvó y agachó la cabeza con pequeños gemidos. Al instante siguiente en su lugar se encontraba un halcón, subiendo por el aire hacia la cueva.
 -Yo me encargaré del gigante.-dijo Julian, ahora transformado.


-¡¿Es un mago?!-soltó Kira, que estaba sorprendido con la repentina transformación.
-Si con mago te refieres a idiota, sí, es un mago.-confirmó Scarlett, poniendo los ojos en blanco.
Se puso con gran velocidad el arnés y le pidió a Kira que lo sujetara desde abajo, mientras cogía los picos enfadada.

-¡Julian! ¡Esta también es mi misión, no te adelantes!-le gritó, subiendo poco a poco.
-¡Pelirroja!-vociferó Kira cuando la chica llevaba media montaña escalada. Se giró hacia la voz, observándole desde las alturas.-Ten cuidado.
Sonrió asintiendo para continuar subiendo. La montaña no era muy empinada, fácil de escalar, tanto a la subida como a la bajada, supuso ella. Cuando se le pasó el enfado por intentar robarle su misión, se dio cuenta de que estaba a mucha altura. Se mordió el labio inferior, decidida a no mirar abajo pasara lo que pasara y respiró con calma. Ahora tenía un cometido que cumplir, no podía entrar en pánico, cuanto antes llegara, mejor.
Apoyó el pie en una roca resbaladiza que cayó al vacío e hizo que ella también cayera, más de la mitad para abajo. Gritó asustada, sin embargo, no sintió dolor, el arnés la había salvado de nuevo.
-Oh, no...-cerró los ojos con fuerza, sentía como las fuerzas se le iban.
Hubo otro temblor seguido de un rugido y toda la montaña se tambaleó. Volvió a gritar. Maldito miedo a las alturas. Vio como una piedra caía desde arriba y apartó la cabeza a tiempo, mas logró cortar una de las cuerdas del arnés que se desprendió por un lado y la dejó cabeza abajo.
-¡Mierda!-notaba como le salían lágrimas, pero las contuvo-No, no, no. Si sigo así me caeré.
De un golpe se arrancó la otra parte del arnés agarrándose a un saliente.
-¡¿Qué haces?!-gritó Kira-¡Si te caes, morirás!
-¡Lo sé, así que cállate y no me pongas más nerviosa!
Exhaló, agarrándose como podía, clavando los picos donde encontraba un hueco, intentando tragar todo su miedo. ¿Desde cuando escalar era tan complicado? Ah, sí, desde siempre. Si cometía un solo error, se caería. Recordó uno de los consejos que continuamente le daba Chelsea.
Scarlett, un Guardián puede tener miedo. También puede dominarlo. Y tú eres una Guardiana.”
Eso es, ella era una Guardiana y como tal tenía que cumplir la misión que se le había asignado, no debía decepcionarlos. En un momento de debilidad miró hacia abajo y lo que vio no le gustó nada. Kira estaba subiendo a por ella, a rescatarla otra vez. Apretó los puños.
-¡Por una vez déjame intentarlo a mí sola!-gritó, saltando hacia otro saliente.
-¿Te parece buen momento para ser valiente? Te recuerdo que tienes miedo a las alturas.-contestó este, que sorprendentemente subía solo con la ayuda de dos dagas con una facilidad que hacía enfurecer un poco a la Guardiana.
-Puedo yo.-se dijo, más para si misma, que para él.
Tropezó de nuevo y cayó, pero se agarró a tiempo. Se hizo un corte en la palma y comenzó a brotarle un hilo de sangre, notaba como le escocía. Volvió a agarrarse con la mano herida, ¡tenía que conseguirlo! Estaba tan cerca de la cueva...
-¡Scarlett!-gritó Kira, cerca de alcanzarla.
-¡Así me llamo! ¡Vas a conseguir que me de un ataque, así que silencio!-bufó, ignorando el dolor y con un último impulso saltó, hasta pisar el suelo de la gran cueva.-¿Lo he...hecho?
Unos segundos después apareció en la entrada el híbrido, mirándola con una sonrisa que no sabría decirse si parecía burlarse de ella o felicitarla. Puso una mueca de enfado fingido y cogiéndola de un brazo, la obligó a levantarse. Scarlett arqueó una ceja evaluándolo.
-Pelirroja, si vuelves a hacer cosas tan peligrosas, tendré que castigarte.-le susurró al oído, con una voz más provocativa de lo que a ella le gustaría.
-Tonto.-rió Scarlett, apartándolo.
-Nunca tuviste más razón.-desde el fondo, Julian tosió mirándolos.-Sois unos impuntuales.
-¡Te fuiste sin esperarnos!-le reprendió la chica.
Él le dedicó una mueca y los llevó por un camino, que a cada paso se hacía más oscuro, aunque la luz entraba por algunos huecos y podías ver donde pisabas.
Scarlett palpó dentro de la bolsa de cuello que llevaba para asegurarse de que tenía el veneno que le había dado Mark. Los gigantes eran un oponente demasiado grande para derrotarlos combatiendo, así que tenías que matarlos de otras formas. Paró un momento en el camino y sacó una flecha de su aljaba, embadurnándola después con el veneno, que al contacto con el acero se volvió violeta, en vez de mantener su color verde normal.
-¿Lo has encontrado?-preguntó Scarlett a Julian.
-Está durmiendo ahí dentro-contestó señalando el fondo del pasillo.
Lo cruzaron con cuidado y sigilo, para no despertar al coloso. Y realmente era un gigante. Él solito ocupaba todo el espacio, casi sin dejarlos pasar, a pesar de que estaba encogido. Scarlett dio unos pasos para clavarle la flecha, pero el ente se dio la vuelta haciendo retumbar la sala y que una roca le cayera en el brazo. Bostezó y los tres se llevaron la mano a la nariz, para no inspirar su apestoso olor. Kira empezó a tambalearse y se agarró a una pared.
-¿Qué pasa?-le preguntó ella entre susurros.
-Tengo demasiado...buen olfato...-hizo una mueca de asco señalando al culpable de sus mareos.
El gigante abrió un ojo.. La chica los miró sin saber qué hacer, pero no tuvo que pensar mucho, porque en cuanto se desperezó, al levantarse rompió el techo de la cueva, dejando ver el cielo. No los había visto y tenía pensado marcharse montaña abajo. Su piel era anaranjada, con los músculos muy marcados y dos grandes ojos oscuros, debajo de una cabeza calva. Scareltt no lo pensó dos veces y justo antes de que comenzara a bajar hacia el pueblo se agarró a la tela que lo cubría y fue arrastrada con él. 
Colina abajo la chica hacía esfuerzos por no darse cuenta de la velocidad a la que bajaban y lo enorme que era el coloso.

Novedades para los lectores

Sé que esperáis por el capítulo 16 y tengo una buena y una mala noticia.
La buena es que llevo más de la mitad. La mala que no está acabado y la inspiración se me va. (Líos personales)
Así que vosotros decidís, lectores/as.
~Publicar la primera parte del capítulo YA.
~O esperar a que esté completo.


A parte de eso, quería deciros que a la derecha del blog he puesto una nueva encuesta para saber cuál es vuestro personaje favorito. (Veo que algunos ya habéis votado) ¡Va ganando Scarlett! 


¡Ah! Tengo un nuevo proyecto en mente, aunque no es nada seguro aún. Lo único seguro es el título: La dama, el lobo y el cazador (Cuanto tenga algo escrito sobre esto, os pasaré la sinopsis que ya tengo)


P.D.: ¡¡¡Si queréis leer el cap, ponerme un comentario o por el tuenti diciéndome que opción elegís!!! Creedme, yo estoy deseando publicarlo.

jueves, 14 de julio de 2011

Premio "Destellos brillantes en el cielo azul"

¡Aloha a todos! Resulta que he recibido un premio de mi amigo y escritor Carlos y estoy 
súper emocionada. ¡En serio, emocionada! Ahora os dejo las normas.
*NOTA* ~> CAPÍTULO 15 EN LA ANTERIOR ENTRADA!!
1. Publicar una entrada en lo que se anuncie todo lo siguiente:- Nombre de la persona que te ha premiado y enlace de su blog. 
- Premiar a seis personas, cuyos blogs os parezcan buenos, dejando su nombre y el enlace de su blog.
- Colocar la imagen del premio en la entrada.
- No premiar a nadie que ya haya recibido este premio.
- Especificar en la entrada que hay que anunciar todas las normas cada vez que premien a alguien.
- Contar tu mayor sueño.


# La persona que me ha premiado es Carlos Jiménez Lucas, autor de El poder de la princesa
# Las personas premiadas y sus blogs son:
-Patricia, por Una traición, una muerte y un gran poder
-Leyre, por Sueños
-A las chicas de Secretos encadenados
-Mely, por ¿Elección o Destino? ¿Cuál eliges?
-Mónica, por Nadie manda en lo que siente
-Yary, por Drake y Kyle


~Mi mayor sueño es ser la protagonista de una historia fantástica, con final feliz, aun que se pase por muchos sufrimientos. El mundo es tan real...yo prefiero vivir en mi propia fantasía. <3




lunes, 11 de julio de 2011

15-Un sentimiento extraño

Nota de la autora ~> He creado unas pestañas por arriba en el blog donde están los personajes, la forma de contactar conmigo, información de la autora... Cuando podáis echarles un vistazo. ¡Gracias! (:




 La oscuridad gobernaba el lugar, debatiéndose a veces con una luz roja, la única claridad que también llenaba el sitio. Ríos de lava y fuego recorrían kilómetros y kilómetros más allá de donde pudiera llegar la vista. Las cosas nunca estaban en el mismo lugar y todo cambiaba en unos instantes. Aunque parecía no haber nada en ese insólito paraje, existían árboles secos decorándolo, pero su madera era negra como el carbón y no daban frutos, ni tenían hojas. Era uno de esos lugares a los que nadie querría ir. Excepto los que ya vivían allí.

Heline caminaba ligera como el viento sin prestar ni la más mínima atención en donde ponía los pies, y mucho menos a sus alrededores. Tenía un cabello azul, con mechas verdes, excesivamente fino que le caía por debajo de los hombros. Su piel era azulada o verdosa, según la vieras y sus ojos eran de un rojo muy oscuro. Decían los diablillos, seres inferiores, a los que por supuesto no se les debía prestar atención, que con solo mirarte morirías en tres días. Nadie sabía si era verdad, pues no quedaba nadie vivo para corroborarlo. Era un demonio inteligente y de pocas palabras, le gustaba más actuar. Ese día -o noche, pues en el Inframundo nunca sabes qué hora es- tenía una misión que cumplir. Sujetaba entre sus esqueléticos dedos una bola con nubes en su interior, caras y palabras que volaban por dentro de ella. El Revelador. Robado a la mismísima Oráculo Trisania, a la que de paso, había dejado ciega. Heline sonrió cruelmente para sí misma.
-Hermana.-susurró una voz.
Heline siguió un camino sinuoso por los pasillos de fuego.
De cerca la seguía una mujer rubia, de ojos como los de una serpiente, con un verde tan profundo que era de otro mundo.
-¿Vas a ver a nuestro señor?-le preguntó de nuevo, desapareciendo y apareciendo delante de ella.
-Adiós.
La mujer demonio se fundió con las sombras, apareciendo en otra sala, en frente de un trono construido de cadáveres. Hizo una reverencia leve y clavó sus ojos en su rey, sentando en el trono.
Allí la oscuridad era absoluta, ni si quiera existía esa extravagante luz roja. El señor de todos los demonios se irguió mirando con dos aterradores ojos azules el Revelador.
-Consúltalo.-siseó su voz, áspera y cortante, silenciosa y terrorífica.-Muéstrame a mi presa.
Heline dejo la bola en el suelo con cuidado y posó sus manos sobre ella, cerrando los ojos. Unos segundos después en el Revelador apareció el rostro de una muchacha dormida apaciblemente. Su mano descansaba entre la de un chico que no dormía, permanecía con los ojos abiertos, atento a todo lo que pasara su alrededor. El Demonio Supremo se levantó de pronto, con una gélida furia y miró a la mujer rubia que estaba entrando en la sala. Al instante, esta comprendió que pasaba y tragó saliva, asustada.
-Acércate, Éverin.-bramó.
-Mi señor, yo...no pensé que él...-se travó, dando un paso hacia atrás.
Su señor dio un paso hacia delante, al tiempo que las garras le crecían, llenas de sangre seca. Sonrió. Éverin se arrodilló, al borde de la histeria. Era mejor que se enfadara a que sonriera de aquella manera.
-¿Por culpa de quién esa mocosa de los Chevalier sigue viva, a pesar que mandé a mis lobos y los espíritus?-preguntó, con tranquilidad.
-Por culpa de Kira...-titubeó ella.
-Y dime. ¿Por culpa de quién Kira continúa vivo?
-Por mi culpa, pero...
TENÍAS QUE MATARLO! ¿Era tan complicado matar a un híbrido medio humano?-de repente, su voz se calmó.-No te preocupes. Me debes una muerte. Ahora mismo la cobraré.
Dio diez rápidos pasos hacia ella cogiéndola del cuello y clavando sus garras en él, haciendo que la sangre corriera por su mano.
-Envié a alguien...pero...-susurró Éverin, ahogándose-no pudo con...Además la mantuve vigilada todo el tiempo...fui a la posada de esa bruja y las vi hablando sobre el híbrido y...por favor...no...
Norian sonrió en silencio, acariciando el rostro del demonio y dejándole una marca de su propia sangre en la mejilla. Apretó más su cuello, justo en la yugular. Los dientes le crecieron hasta que pareció una verdadera bestia y con un mordisco, la degolló. Su cabeza rodó hasta los pies de Heline, que miraba el sangriento espectáculo con ojos indiferentes.
-Ahora ocupas el puesto de tu hermana.-le dijo este, volviendo a sentarse en su trono como si nada hubiera sucedido.
-¿Mato al híbrido?-fue la única respuesta.
-No...por ahora. Pronto habrá una fiesta en el palacio de Ozirian. Se olvidaron de invitarnos, pero eso...se puede arreglar.
Heline recogió el Revelador y desapareció.
Norian levantó una calavera del suelo y con sus uñas afiladas la arañó hasta que creó un ruido grimoso y horrible.
-Bien, Scarlett...pronto nos veremos...



                                                                    ***



Larissa se adentró en el monte, saliendo del agobio que le causaba estar rodeada de tanta gente. Como se encontraba en el Submundo volvía a tener su apariencia de ninfa. El pelo, la piel y los ojos verde oliva, con pequeñas pecas sobre los brazos y piernas. Y con una belleza infinita.
Caminaba descalzada, con un vestido azul atado con un cinturón por la cintura y bajo el pecho de color negro. Sabía que en los bosques encontraría refugio mientras buscaba a Scarlett. Pronto se sintió observada desde las alturas. Vio que otras ninfas como ella salían de los rincones entre arbustos y de los troncos vacíos. Sonrió suspirando; esperaba que aparecieran.
De pronto, en un lago cercano salió una ninfa diferente a las demás. Su larga melena rubia azotaba con el viento, llevaba un ligero vestido blanco que transparentaba su clara piel con adornos dorados. Su presencia imponía, aun que su belleza podía competir perfectamente con la de Larissa.

-¿Quién eres, forastera?-preguntó, con una voz dulce y melodiosa.
-Larissa de Verdellano. Estoy en busca de una humana.
-Yo soy Eileen de los Montes Altos, la reina de este territorio. Por aquí no hay humanas-dijo la reina, mostrándose reacia.
Larissa hizo una reverencia forzada y le dedicó su mejor sonrisa.
-Puede que no la hayáis visto, mi señora. Su pelo es del color de la sangre y sus ojos como los prados.
Algunas ninfas se acercaron, curiosas, mas siempre por detrás de la reina.
-¿Acaso no tiene nombre esa humana?
Larissa arqueó una ceja. Vaya, parecía que sí le sonaba.
-Se llama Scarlett Chevalier.
La ninfa hizo una pausa antes de volver a hablar.
-He oído hablar de ella, es la nueva Guardiana de la Casa Gris, en la frontera de Ozirian y Arkiria.-susurró la reina, aburrida de nuevo, sentándose en las raíces de un enorme árbol.
Esa noticia sorprendió y entristeció a Larissa.
-¿Guardiana? Eso quiere decir...-se llevó una mano a la boca, decepcionada.
-Exacto.-la reina sonrió casi con crueldad-No puedes verla. Las relaciones entre entes y humanos están prohibidas, y a menos que desees ser arrestada por tu propia amiga, yo de ti me alejaría.
Ahora que ya tenía la información que quería, Larissa perdió su educación en menos que canta un gallo.
-Pues bien, mi señora, coja sus relaciones entre entes y humanos y métaselas donde le quepan.-escupió Larissa, haciéndole un corte de mangas, que por supuesto, la reina no supo que significaba.
El resto de ninfas empezaron a ponerse histéricas, pero Larissa ya estaba lejos de allí.
-En serio, cuanta gilipollas con aire de superioridad hay por aquí-dijo, hablando consigo misma y apartándose el pelo de la cara.
A lo lejos vio a un jinete de Narendil y poniendo su mejor y más sensual sonrisa se acercó.
De alguna manera tendría que llegar a la Casa Gris.



                                                                       ***


Habían pasado las semanas y llegado el invierno. Scarlett seguía entrenándose con Chelsea y poco a poco iba avanzando. Tenía buena puntería y le gustaba el tiro con arco, la lucha cuerpo a cuerpo tampoco se le daba muy mal, su único talón de Aquiles...la espada. ¡No lo conseguía! La notaba siempre muy pesada en su mano y no poseía la destreza de los demás para manejarla. Siempre que entrenaba ese campo todos se acercaban a curiosear y ver como su entrenadora la derrotaba una vez sí y otra también.
En esos momentos, Chelsea la estaba machacando, mientras Julian, María y Kira las observaban. Julian leía mientras tomaba apuntes del combate, María animaba a Scarlett gritándole a Chelsea estupideces para desconcentrarla y Kira picaba a la novata a cada momento.
-¡Vamos, pelirroja! ¿Eso es todo lo que sabes? Chelsea, preciosa, mejor déjala...esto es mucho para ella.-gritaba, con su sonrisa burlona.
En esos momentos Scarlett se enfurecía, recogía su espada del suelo y continuaba la pelea, para volver a perder de nuevo.
De repente, Julian cerró su libro y entró en el círculo dibujado en la tierra fuera de la casa, cogió a la muchacha del brazo y la llevó a un apartado, con aire serio y preocupado, aunque tenía una chispa de curiosidad en los ojos color avellana.
-¡Eh! ¡Trae aquí a mi alumna!-gruñó Chelsea agitando los brazos.
-Tenemos que hablar de cosas más importantes que tus clases.-dijo Julian, dándole la espalda.
María se había subido a la espalda de Kira y este reía mirando a la pareja.
-Mmmm...July, no hagas cosas obscenas ahora que no os vemos, ¿eh?-susurró el híbrido, que se divirtió más que nunca con la mirada de desprecio que le dirigió Julian y la cara totalmente roja de Scarlett.
-Definitivamente es estúpido.-sentenció Julian.
La chica pelirroja sonrió con levedad y tiró de la manga de él.
-¿Qué pasa?-le preguntó.
-¿Me querías contar algo, no?
-Ah, sí. He descubierto algo muy interesante en el libro que te presté, el que habla de tu familia-dijo él, abriéndolo por una página y mostrándoselo a Scarlett- Desde tiempos inmemoriales los Chevalier han sido dotados con los poderes del Elementar de Agua. Tu propia madre fue una Elementar. Y también tu abuela. Eso me hizo suponer que lo más probable es que tú también lo seas.
Scarlett se echó hacia atrás sorprendida por la repentina noticia.
-¿Yo? ¿Una Elementar de Agua? No...no creo.-titubeó.
-¿Y por qué no?
-Porque los poderes se manifiestan a partir de los 9 años y yo ya soy algo mayorcita, por si no te diste cuenta.-le replicó, demostrando que había estudiado.
Julian frunció el ceño.
-Cierto. Sin embargo, ten en cuenta que estabas viviendo en la Tierra, un lugar sin magia. Es probable que empiecen a manifestarse ahora en ti, como un caso particular.
Scarlett no terminaba de creérselo.
-Hoy iremos al río y probaremos si estoy en lo cierto, ¿de acuerdo?-le propuso.
-No. No está de acuerdo.-contestó Chelsea por ella.
Había aparecido por la espalda del Elementar y le quitó el libro, cerrándolo de golpe. Los miró con seriedad.
-Tenía pensado decírtelo en privado, pero veo que no puedo. He conseguido que Dáranir te deje ir a tu primera misión, y no como acompañante.-sonrió Chelsea, poniendo una mano en el hombro de su aprendiz.
Scarlett dio un pequeño bote de alegría.
-Mi primera misión...¡Mi primera misión!-repetía alegre. Dio varias vueltas en círculo y acabó mareándose, cayendo en los brazos de María, que se reía.
-¿Puedo acompañarla?-preguntó ella.
Chelsea lo meditó.
-En realidad, Dáranir me ha dicho que la acompañáramos Kira y yo.
-¿¡Qué!? ¿Por qué tiene que ir él?-dijeron a la vez Julian y Scarlett.
Chelsea miró sorprendida a Julian y este se calló, un poco sonrojado.
-Eh...Julian, ¿quieres ir en mi lugar?-preguntó cautelosa.
-¡Porqué iba a querer ir!-gruñó.
-Bien, pelirroja, hoy nos divertiremos.-dijo Kira, acercándose a Scarlett y pasándole un brazo por los hombros.
-Iré.-contestó Julian de inmediato, justo después de marcharse con bufidos airados.
Kira le dirigió una mirada divertida y agarró un poco más fuerte a Scarlett.


Se marcharon a caballo una hora más tarde, después de que Dáranir les explicara todo.
En las montañas del Este, a un día de camino a caballo, siempre han vivido pacíficamente los aldeanos y entes. Son uno de los pocos pueblos que conviven en paz a pesar de las diferencias. Por desgracia, no todo lo bueno dura. Hace poco ha decidido convertir esas montañas en su hogar un gigante y por raro que parezca no es como los demás de su especie; es agresivo y ataca a cualquiera que se le acerque. Supongo que ya lo habrás estudiado con Mark y Julian, pero los gigantes son criaturas enormes, como su nombre indica, aunque no muy listas. Sus movimientos son lentos, pero su fuerza es brutal. Es tu primera misión, así que si tienes problemas, no dudes en pedir ayuda. Aún así espero que te esfuerces.”
Scarlett estaba que no cabía en sí de emoción. No solo iba de camino a su primera misión -en la que al fin sería útil- si no que pasaría una noche a la intemperie en el Submundo. Había consultado a Mark antes de marcharse y este le había dicho que esa noche la luna azul cubriría a la roja. Le encantaba cuando se podían ver las dos lunas, pero si tuviera que elegir una sería la roja. Era tan extraña, peculiar y preciosa. ¡La azul tampoco se quedaba atrás! Y las estrellas...desde luego, el cielo del Submundo era algo maravilloso.
Ella iba detrás de los dos jinetes, que como de costumbre, estaban riñendo entre sí. Kira acababa de decir algo que sacó de sus casillas a Julian, que creó un torbellino de viento. Casi tira al otro del caballo. Scarlett rió en silencio, intentando que no se dieran cuenta, pero los dos se giraron a mirarla. Ella les dedicó una gran sonrisa y salió al galope, dejándolos atrás.
Kira espoleó a Ecoh que corrió hasta alcanzar la yegua de Scarlett.
-¿A dónde vas, Caperucita? El lobo se quedó atrás.-dijo él, señalando a Julian.
La chica rió negando con la cabeza.
-Tú tienes más pinta de lobo.
-Entonces ten cuidado, esta noche habrá luna llena.-contestó, guiñándole un ojo.
-Sí, puede que te vuelvas más idiota de lo normal.-siseó Julian, a su lado.
Kira enarcó una ceja y como quien no quiere la cosa le dio un pequeño empujoncito. Julian perdió el equilibrio y cayó del caballo con un golpe sordo. Hasta el propio Kira se sorprendió de que se hubiera caído.
-¡Julian! ¿Estás bien?
Desde el suelo, él miraba furioso y avergonzado a Kira, que reía entre dientes.
-Parece que alguien no sabe agarrarse.
-¡Kira!-le riñó Scarlett, bajándose y ayudando al Elementar.
-Podría jurar que eres la persona más retrasada que he visto en mi vida.-le gritó dirigiéndose con rabia hacia él.
Scarlett se puso de por medio, poniendo los ojos en blanco. Esos dos siempre igual.
-Ya veo que nunca te has mirado al espejo.
-¿¡Quieres apartarte!?-le gritó Julian a Scarlett, agarrándola de un brazo. Esta escena le sonaba.
-No.-contestó ella.-Parad de una vez, parecéis niños pequeños picándoos el uno al otro.
-¿Estás diciendo que tengo la culpa?-vociferó, mirándola.
Scarlett se cruzó de brazos arqueando una ceja y se subió a su yegua de nuevo.
-Es mi primera misión, ya vale de peleas.
-No estás al mando.-le recordó Julian.
-Venga, pelirroja, si en realidad somos muy amigos.-dijo Kira, haciendo trotar a su caballo cuando Julian se decidía a intentar tirarle.
Scarlett giró la cara suspirando.
-Haced lo que queráis, yo me voy.-dijo, dirigiéndose hacia donde pondrían las tiendas.
Después de toda una tarde habían conseguido dejar de pelear y bajaron de sus monturas, empezando a montar el pequeño campamento.
La chica miró al cielo, estaba atardeciendo, pero ya se veían las estrellas. Había millones. Kira sonrió al verla y se acercó.
-¿Sabes? Se ven mucho mejor desde lo alto de un árbol.
-¿De verdad?
-Ajá.-asintió él-Algún día te llevaré a verlas.
Scarlett asintió ilusionada.
-¿Prometido?-dijo, tendiéndole su dedo meñique para hacer una infantil promesa.
Al principio no entendía, hasta que cruzaron los dedos entre risas.
-Prometido.
-¡Dejad de cuchichear y ayudadme!-gritó Julian perdiendo la paciencia, mientras se hacía un lío con la lona.
-Cálmate, damisela en apuros.-dijo Kira, montando su tienda. De repente dio un paso hacia atrás, horrorizado.-¡Espera un momento...! ¿Tenemos que...?
Julian también se había dado cuenta y se llevó una mano a la frente, exasperándose.
-¡Dime que hay una tercera tienda!-gruñó.
Scarlett empezaba a preocuparse. Si esos dos tenían que compartir tienda toda una noche las cosas podían ponerse muy feas.
-¡No importa, tengo la solución!-dijo Kira de repente.
-¿Ah, sí?-preguntó él desconfiado.
-Sí. Yo dormiré en la tienda de Scarlett.-dijo con total naturalidad.
Julian le dio una colleja.
-Eres un imbécil. Un imbécil pervertido.
-No sería la primera vez.-susurró Kira, con una sonrisa pícara y fijando la mirada en Scarlett, que miró a otro lado aludiendo el tema.
Cuando ella se fue Kira se puso un poco más serio y se giró hacia el otro chico.
-Yo dormiré fuera.
-No te hagas el sacrificado.
-Llevo años durmiendo fuera, no es un sacrificio.-dijo, encogiéndose de hombros.
-Intenta no coger pulgas.
Kira sonrió de lado sin hacerle caso y escaló hasta llegar a la rama más ancha de un gigantesco alerce cercano. Ya había anochecido, en ese momento las estrellas estaban un poco más apagadas que de costumbre, quizá porque el brillo de la luna roja les hacía sombra.
Miró hacia abajo y vio a Scarlett hablar con Julian. Él estaba enfurruñado y rosmando -para variar- y parecía bastante enfadado por algo. Scarlett suspiró cansada y se sentó en un tronco, al lado de la hoguera que acababan de hacer. Se preguntó de que estarían hablando. Escuchó su nombre un par de veces junto a un par de sugerentes insultos por parte de Julian. Scarlett le dijo que no se lo tomara tan en serio, pero él estaba echo una furia. La chica cogió su mano y le obligó a sentarse a su lado. Julian frunció la frente confuso, pero se puso al lado de la pelirroja. Movido por un extraño y nuevo impulso, le apartó con un dedo el pelo de la cara y Scarlett sonrió.
Desde arriba, Kira tuvo ganas de bajar y decirle algo, pero se dio media vuelta y siguió mirando al cielo.
Estaba repentinamente molesto. Cerró los ojos.